Eje 3: La mutualización
En estos últimos años, colectivos que trabajan desde la precariedad han comenzado a autoorganizarse con la finalidad de defender y reivindicar sus derechos. Quieren mejorar sus condiciones laborales mediante el trabajo colectivo.
Si hacemos un breve recorrido por la historia, observamos como las experiencias de mutualización como alternativa a la precariedad nacen de la mano del artesanado a mediados del siglo XIX. Después nos encontramos con el cooperativismo obrero de los años setenta y ochenta para llegar a la actualidad donde son múltiples los colectivos que siguen usando la mutualización como vía para mejorar sus condiciones.
Hemos sido capaces de detectar los sectores en los que surgen estas necesidades y que han contemplado la ESS como una alternativa que puede dignificar su situación. Así encontramos camareras de hotel, trabajadoras del hogar, chatarreros, manteros, artesanos migrantes, refugiados, riders y prostitutas, entre otras.
La finalidad de estos colectivos es la de combatir su precariedad y resulta interesante ver cómo existen diversas etapas en su evolución: algunas se empoderan, se autoorganizan, reivindican sus derechos y realizan incidencia política, normalmente en forma de lobby o en forma asociativa, y otros dan un paso mas y suman a estas fases de reivindicación y autoorganización la autogestión para dar el salto definitivo a generar actividad económica normalizada, en la mayoría de casos en forma de cooperativa.
Uno de los temas sobre los que se reflexionará en el eje 3 será la formula cooperativa y sus límites para luchar contra la precarización del empleo. Creemos que el formato cooperativo es empoderador, pero hace falta analizarlo cuando el contexto es el de trabajos muy precarizados. Por ello, debemos analizar si la cooperativa resuelve el problema, y a la vez reflexionar sobre el papel que juegan las organizaciones que acompañan a estas iniciativas, en especial las organizaciones de la ESS.
Aunque en el eje profundizaremos sobre el papel de los actores que apoyan a estos colectivos, nos parece fundamental apuntar dos tipos de acompañamiento que hemos identificado. El primero cuando el propio colectivo hace visible su situación de precariedad y la administración pública da respuesta y acompaña el proceso (con apoyo o no de organizaciones sociales de la ESS). Y segundo cuando el propio colectivo hace visible su situación de precariedad y se apoya en organizaciones sociales (pueden o no ser de la ESS).
Para ello, debatiremos con experiencias que han sido impulsadas por los llamados “ayuntamientos del cambio” como “Alencoop”, así como con iniciativas que han surgido del propio colectivo como la cooperativa “Mujeres pa’lante”. Para enriquecer la reflexión contaremos también con “Abierto hasta el Amanecer” y “Senda de Cuidados”, que nos darán elementos sobre el papel que juegan las organizaciones de la ESS y hasta dónde deben llegar en el acompañamiento y apoyo de las iniciativas.
En definitiva, la reflexión de este eje tratará los dos grandes temas previamente presentados: la organización colectiva del trabajo a través de la formula cooperativa y sus límites y el papel de las organizaciones de la ESS en el acompañamiento de las experiencias. Reflexionaremos sobre las principales barreras, potencialidades y aprendizajes que nos estamos encontrando al plantear este tipo de estructuras cooperativas de mutualización. Trataremos de prototipar modelos de negocio para iniciativas que vinculen a personas que trabajan desde sectores especialmente precarios o se encuentren en situación de riesgo de exclusión. Identificaremos aciertos y desaciertos en los distintos modelos respecto al papel de las entidades que les damos apoyo. Y recogeremos recomendaciones generales sobre cómo abordar este tipo de experiencias teniendo en cuenta las distintas situaciones de partida.
Aunque en el eje no será tratado este asunto por la complejidad del tema y por la limitación de tiempo, no podemos dejar de hacer referencia al uso fraudulento del modelo cooperativo cuando se adopta la fórmula de cooperativa de trabajo no con la voluntad real de “empoderar al trabajador” y permitirle el acceso a la propiedad de los medios de producción, como postula el artículo 129 de la Constitución Española, sino con la finalidad de eludir la aplicación de las normas laborales protectoras del trabajador, en tanto que parte más débil de la relación de trabajo, incluyendo un menor grado de protección en su afiliación a la Seguridad Social.
Patricia Polo